I DON’T MISS YOU/ No Te Extraño
No te extraño
porque te escucho
Y, ¿cómo puede uno extrañar así?
Cuando en la vasta oscuridad de la noche
no me dejas dormir
No, no te extraño…
porque te escucho
zambulléndote en la leche del cosmos,
una y otra vez, con gran fanfarria
Dime, ¿te diviertes, amado,
salpicándome con la luz de mil astros?
Dime que las constelaciones,
aquellas que en vida te sirvieron de guía,
ahora se incrustan en tus penachos
de maestro ancestral.
No, no te extraño…
porque te escucho
cuando susurras “¡Nenita!”
con tu suave voz mientras medito
Y me llega ese tono agudo,
carrasposo y sumamente amoroso,
que yacía dormido más de una década
Hoy, como siempre, eres bálsamo que alivia e inspira.
No, no te extraño…
porque te veo
cuando los chicos sonríen
y, tu, con ellos
Y te veo en sus logros,
te veo en su determinación,
de hacer de este un mundo más bello
y de más razón
No, no te extraño
Porque los ideales de libertad y de justicia
germinaron en tus nietos
y en cada lucha que ellos libren
tu volverás a la vida
vestido de guerrero
flechando mortalmente a la ignorancia.
Te dije que no te extraño…
porque te siento
porque, a diario, azotas mi cabellera con tus vendavales
tratando de llamar mi dispersa atención
y te respiro, y te suspiro
y te guardo aquí, en la profundidad celular.
Y te amo en ese rinconcito que es nuestro
aquel de hipocampos, nubes esfumadas,
mares picados, montañas lontanas
Y te amo desde ese espacio infinito
desde esa, nuestra esfera azul,
impregnada de amor y de admiración
mutua
¡No te extraño, te dije!
Porque aun al dejar tu cáscara mortal
no dejas de actuar
de mediar
de inspirar
Y te veo, en acción,
día con día,
como el gran concertista que encubres
marcándonos el compás
No te extraño porque
mi vida
esta pequeña, gran vida
se desliza como un alegre pizzicato entre tus dedos
Tal vez te extrañaría
si estuvieras lejos
pero, ¡cómo si estás aquí!
Y resplandeces como antes
mostrándonos el colmillo de tu astucia
tratando de instruirnos sobre este ajedrez de la existencia misma
No me extrañes tu tampoco
Solo sigue zambulléndote y salpicándome
Sigue, Papito, haciendo vibrar las cuerdas de nuestro corazón
y continua, con buen tino, flechando nuestra razón
Que mientras, mientras yo seguiré
pintando hipocampos sobre el telón.